Dragones de papel by Rafa Melero Rojo

autor:Rafa Melero Rojo
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 978-84-666-7541-3
editor: Penguin Random House Grupo Editorial España
publicado: 2023-04-18T00:00:00+00:00

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Julio Cedeño había llegado a su casa pasadas las tres de la madrugada. Le costó abrir los ojos cuando sonó su despertador a las seis de la mañana y, algo insólito en él, consiguió volver a quedarse dormido. Era domingo y no tenía que ir a trabajar. Lo necesitaba, así que puso los pies en el suelo sobre las once, ya descansado. Aunque más bien lo despertó Chusco, su perro, que le reclamaba su paseo diario tras haberse perdido el del día anterior.

El piso en el que vivía se lo había comprado su madre años atrás. Si no le hubiera dejado aquel agujero, le sería imposible vivir en Barcelona con su sueldo de vigilante de seguridad. Cosas del sentimiento de culpabilidad materno. Así que, con este gasto cubierto, solo tenía que pagar la electricidad, el agua, y dos bombonas de butano para calentarse en invierno. La vivienda, vieja y pequeña, era suficiente para él. Tenía un comedor, una cocina americana, un baño y dos habitaciones no muy grandes. En una de ellas tenía una especie de despacho. Una mesa con una silla y un ordenador portátil conectado a internet. Lo cierto es que pasaba casi todas sus horas libres allí, y después, en su almacén alquilado. Su refugio.

Fue a la cocina y se puso un vaso de leche al que le dio un trago. Se comió una galleta y se vistió de mala gana. Cogió la correa de su rottweiler y lo sacó a la calle. Después de un paseo de media hora llegó a su almacén, que no estaba demasiado lejos de su piso. Comprobó que no le veía nadie, o más bien que nadie reparaba en él, y se metió en su lugar favorito del mundo. Su sanctasanctórum. Un espacio donde cabía un coche que aparcaba en la calle y donde tenía una mesa, una silla y un ordenador portátil. Cerró la persiana y encendió la luz tenue de una bombilla colgada del techo. Se sentó frente a su ordenador.

Lo encendió y se conectó al buscador. Introdujo «mosso tira por el balcón a una persona». Enseguida salió un resultado entre miles. Le dio al play de YouTube para escuchar a una mujer que narraba, haciendo callar a la que llamaba «mamá», cómo un tipo aparecía por el balcón en el momento en que otro traspasaba la barandilla y caía al vacío. Pausó la imagen en el momento en que el sargento Masip salía al balcón y miraba hacia abajo. Intentó ampliarla para verle la cara, para observar su rostro después de haber provocado una muerte, según había asegurado quien comentaba el vídeo. No vio en la cara de aquel hombre a un monstruo, pero sí a un asesino. Lo recordaba bien de las noticias, ya que había abierto todos los periódicos e informativos, y sabía interpretar bien aquella mirada. Se la había visto de nuevo unas horas antes en Cadaqués, cuando entraba en su hotel y se giró para observar el entorno. Aquel fue el primer momento en

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